lunes, 27 de agosto de 2007

Tercera visita a Sunampe

El día sábado 25 de Agosto, gracias al apoyo de nuestros incondicionales amigos, pudimos volver a Sunampe llevando víveres y ropa.
Aunque en las noticias se informa que han llegado cientos de toneladas de ayuda, ésta no llega a los lugares más necesitados o alejados de la parte central de la ciudad, es así que a esta fecha aún existen lugar donde no se ha recibido ningún tipo de apoyo.
Nosotros entregamos a cada madre de famiia un paquete con víveres como arroz, azucar, atún, leche, sobres de refresco, de te y manzanilla además de pan y embutidos. También le entregamos una bolsa con ropa de abrigo.
A los niños les entregamos pan y dulces.
Como nos quedaron algunas bolsas, los mismos pobladores nos indicaron que fueramos a otro lugar muy cerca de allí. Comprobamos que no habían recibido ninguna ayuda y pudimos apoyarlos aunque fuera de manera mínima con la entrega de alimentos. Nos pasó algo conmovedor: un querido amigo nos había dado panes tipo bizcocho (de los que no se endurecen) para repartir y en un momento dado ya no teníamos bolsas para ponerlos. La gente nos los recibía en sus manos, en sus polos o en sus chompas. Nos bendecían y nos agradecían de corazón lo poco que les entregabamos pero que para ellos era bastante.
Y estas personas tan necesitadas igualmente nos señalaron otro lugar a donde ir.LLegados allí psamos por una experiencia similar: ancianos, niños, padres y madres pidiendo algo para comer. Y de manera similar al milagro de la multiplicación de los panes, nuestro pan no se acababa y cuando metiamos las manos a las bolsas para sacar y repartir, siempre había algo más que dar.

Pudimos también observar que se están multiplicando los casos de resfríos. Ya se reportaron dos muertos por causa del frío, una niña y un anciano. Además los niños están llenos de picaduras de zancudos, algunos tienen infecciones a la vista y en el caso de los adultos, la continua exposición a la interperie les ha quemado y cuarteado la piel, sobre todo la del rostro.

Se sigue esperando que lleguen las maquinarias para levantar los escombros y tratar de alguna manera de reconstruir las viviendas. Mientras tanto, se guarecen entre esteras y cocinan con leña. Se siente como si la ciudad hubiera retrocedido 30 años en su progreso.
Una vez más nuestro retorno fue triste pero seguimos nuestro compromiso de apoyar a aquellos que tanto lo necesitan. Con el apoyo solidario de todos, ello será posible.

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